Hipotermia
Golpear el agua fue como si un millar de cuchillos se clavaran en el cuerpo y no es de extrañar, dado que la temperatura del agua era de dos grados bajo cero o dos grados por debajo de su punto de congelación.
Charles H. Lightoller en Titanic and other Ships
Tras el hundimiento del Titanic, el silencio de la noche fue interrumpido por los gritos de los supervivientes que flotaban en la oscuridad. Pocos botes salvavidas se sintieron inclinados a ayudar a las personas que morían en el agua ya que temían zozobrar sin remaban hacia la multitud. En su autobiografía Titanic and Other Ships, el segundo oficial Lightoller describió la sensación que le produjo el agua helada como un millar de cuchillos clavándosele en el cuerpo. Entrar en agua helada de repente puede provocar la muerte rápidamente por hiperventilación e inhalación de agua o por una parada cardiorrespiratoria debido al shock.
Los lamentos cesaron por completo hacia las tres de la madrugada, unos cuarenta minutos después del hundimiento. El quinto oficial Lowe, que había distribuido los pasajeros de su bote salvavidas entre otros para regresar a buscar supervivientes, tan sólo consiguió rescatar a tres personas con vida.
El cuerpo humano pierde calor unas 25 veces más rápido en agua que en el aire a esa misma temperatura. El equilibrio térmico, es decir, cuando no hay ganancia ni pérdida de calor, se da en el aire alrededor de los 21 °C y en el agua a 33 °C. A la temperatura a la que estaba el agua cuando se hundió el Titanic (unos dos grados bajo cero), el cuerpo trataría al principio de generar más calor tiritando, pero no sería suficiente para contrarrestar el enfriamiento. Al descender la temperatura del cuerpo por debajo de los 35 °C, empezarían a manifestarse los primeros síntomas como dificultad para hablar y entorpecimiento de los movimientos. A los 15 minutos se produciría la pérdida de consciencia y la muerte sobrevendría a los 45 minutos.
Tratar de nadar empeoraría la hipotermia al perder calor más rápidamente. Lo mismo ocurre tomando bebidas alcohólicas. Como vasodilatador, el alcohol hace que aumente el riego sanguíneo en la piel y las extremidades, con lo que se tiene una sensación momentánea de calor que, en realidad, lo que hace es aumentar su pérdidas.

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